Stereo Cien 100.1 FM | El testamento inmortal de Amy Winehouse: A 19 años de “Back to Black”

El testamento inmortal de Amy Winehouse: A 19 años de “Back to Black”

Cecilia Masariego

2025-10-27

La obra maestra que narró una vida de extremos y consagró una voz para la eternidad.
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Hoy, en un día como este hace 19 años, el mundo recibió una obra maestra teñida de dolor y genialidad: “Back to Black”, el segundo y último álbum de estudio de Amy Winehouse. Lanzado el 27 de octubre de 2006, el disco no solo la catapultó al estrellato mundial, sino que se convirtió en su testamento musical, una crónica brutalmente honesta de un corazón roto y un alma en conflicto. En nuestra serie en memoria de los que se adelantaron, recordamos el álbum que hizo inmortal a una voz irrepetible.

“Back to Black” fue una anomalía gloriosa. En una era dominada por el pop digital, Winehouse y sus productores, Mark Ronson y Salaam Remi, miraron al pasado para crear el futuro. El álbum es una carta de amor al sonido de los grupos de chicas de los años 60, al soul de Motown y a la crudeza de Stax Records, todo filtrado a través de la sensibilidad de una joven londinense del siglo XXI.

Una Confesión Hecha Canción

Más allá de su impecable producción, el verdadero poder del álbum reside en su honestidad lírica sin concesiones. Amy no escribía ficción; cada canción era una página arrancada de su propio diario. El desafío a la autoridad en “Rehab”, la infidelidad y la culpa en “You Know I’m No Good”, y el desamor devastador en la canción que da título al álbum, “Back to Black”, eran reflejos directos de su tumultuosa relación con Blake Fielder-Civil.

El disco era un diario abierto musicalizado, una confesión pública donde el dolor no se ocultaba, se exhibía con una mezcla de desafío y vulnerabilidad. Canciones como “Tears Dry on Their Own” y la desgarradora “Love Is a Losing Game” mostraron a una compositora de una madurez lírica asombrosa.

La Voz que Contenía Décadas

Y luego estaba la voz. El vozarrón de contralto de Amy Winehouse era un instrumento de otro tiempo. Sonaba antigua, vivida y llena de un dolor que parecía imposible para alguien de tan solo 23 años. Su fraseo, deudor del jazz, y su capacidad para transmitir una emoción cruda, hicieron que cada palabra se sintiera como una verdad innegable.

“Back to Black” ganó cinco premios Grammy en una sola noche, un hito que cimentó su estatus de fenómeno global. Trágicamente, el mismo caos que inspiró su mayor obra también la consumió. Amy Winehouse falleció en 2011, dejando un vacío imposible de llenar.

A 19 años de distancia, “Back to Black” no ha perdido ni un ápice de su poder. Sigue siendo un refugio para corazones rotos y un testamento de un talento que se extinguió demasiado pronto, pero cuya llama, gracias a este disco, nunca se apagará.

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